II- Nutrición
Es un tiempo muy ocupado y hay fiestas para ir, sin embargo, omitir comidas no es una opción si quieres estar sano. Tres comidas y dos meriendas al día son imprescindibles. Con alimentos más ricos, querrás pensar en comer porciones más pequeñas, pidiendo más verduras o una ensalada de frutas como aperitivo. Toma buenas decisiones. Si no estás tan hambriento, ¿por qué no pedir un plato principal o un plato principal de tamaño del de entrada? Recuerda: siempre compensa las malas decisiones con las buenas.
Las verduras asadas son deliciosas y una guarnición típica en Navidad, pero ten cuidado con las patatas, nabos y zanahorias, ya que son las opciones menos saludables en el plato. En su lugar, agrega un montón de brécol, espinacas, coles de Bruselas, repollo, apio o calabacines. Todos estos tienen un delicioso sabor y te mantendrán en el camino correcto.
Deseas asegurarte de comer la cantidad correcta de proteínas, carbohidratos y grasas en cada comida y merienda. Para la proteína, sería el tamaño de tu palma de la mano (sin dedos). Llena el resto de tu plato con hojas verdes o vegetales y agrega una pizca de grasa: aceite de oliva, unas rebanadas de aguacate o un puñado de nueces crudas, ¡perfecto!
Lleva un diario de todas tus comidas, (puede sonar tonto pero, cuando anotamos cosas, tarde o temprano, tenemos la sensación urgente de comer con más sensatez, por lo que hay más posibilidades de éxito) y sé honesto y responsable de las reacciones de tu cuerpo. ¿Estás subiendo de peso, sintiéndote hinchado, tienes resaca? ¿O estás perdiendo peso, sintiéndote bien? Si así es, ¿Qué hiciste? ¡Sigue haciéndolo! No olvides sentir tus emociones también. ¿Realmente vale la pena comer algo si luego te sientes culpable? ¡Prepárate para esos momentos débiles!
Puedes hacerlo.
Espero que estés anhelando el próximo blog: alcohol.